La mañana del dos de dicembre la pasé en el CPS (o mejor dicho, la última parte de la mañana). Era, junto con Juan Antonio, el único con corbata – a ver si el friki era yo! – y lo que ví, entendí (parafraseando a FernandO) fue la constatación, que ya intuía, de que no se pueden poner puertas al campo. Gemma sí que asistió a toda la jornada y me contó lo que allí se habló, también estaba Agustín Raluy (curioso dos economistas y dos abogados, a los que frikilandia – bonito país – nos trató de maravilla); de cómo se organiza la comunidad Linux (en concreto Debian) para desarrollar las CASI 200.000 LÍNEAS DE CÓDIGO (frente a las 40.000 de XP).

Lo poco que ví – y entendí – me reafirmó en la necesidad de que los frikis aprendan Derecho y los juricfrikis aprendamos – o, por lo menos, escuchemos – informática y blogosfera. Es un mundo nuevo y el legislador quiere encarcelar a millones de usuarios y programadores.

Lo que pasó horas más tarde (y al día siguiente) en San Sebastián en el XIII Congreso de la Abogacía Joven me recordó que la defensa de los derechos civiles está en la red, y que – como viene ocurriendo en los últimos decenios – esa batalla no van a librarla mis «colegas» abogados, muchos de los cuales han olvidado la razón de ser de esta hermosa profesión.

Y los frikis? están dispuestos a luchar por la libertad en la sociedad del conocimiento?
saben «lo que se nos viene encima»?