El sonido de lo inevitable
Leo enel Día de Córdoba la campaña de La Consejería de Justicia y Administración Pública del Gobierno Andaluz para concienciar a los funcionarios de la necesidad de utilizar la firma digital como medio de acceder a la administración electrónica.
Las cifras hablan por sí solas:
– en esta legislatura «el 75 por ciento de procedimientos administrativos, deben estar dentro de la administración electrónica para reducir todos los plazos”, según María José López (Consejera de Justicia y admón.. Pública del Gobierno Andaluz).
–«100.000 andaluces han solicitado ya la firma electrónica».
Lo que no dice la noticia (ni explica la Consejera) es si el Gobierno Andaluz – Guadalinex, recuerdan – va a apostar también en materia de firma electrónica por el principio de neutralidad tecnológica, o si los andaluces vendrán obligados a utilizar el S.O. , navegador y cliente de correo electrónico dominantes (como está ocurriendo en otros ámbitos).
Lo evidente, para quien no quiera verlo, es que el futuro del comercio electrónico y la administración electrónica pasa INELUDIBLEMENTE por la implantación de la firma electrónica reconocida (para software propietario y software libre…por favor).
El título de este post me suena… 😉
Por otro lado, decir que en el corto plazo se va a dar un gran impulso a la firma digital en Zaragoza. Y hasta aquí puedo leer…
Pues habrá que esperar a ver qué hacen, y comprobaremos así si Guadalinex fue un proyecto político y de imagen, y no un compromiso por la neutralidad tecnológica que se exige a la Administración.
La neutralidad tecnológica es importante, pero lo es tanto o más la concienciación en torno a la firma electrónica. En todo caso, si la ¿Constitución Europea? nos la explican tan bien, ¿cómo van a explicarle a un lego en la materia en qué consiste la firma elecrónica y todas sus posibilidades?.
Desconfío totalmente de que se aplique la neutralidad tecnológica, y por supuesto desconfío de que se promocione el uso de la firma electrónica. Ojalá, pero no (perdón, quizás estoy demasiado pesimista).
Es éste un país donde poner algo en marcha cuesta demasiado: dinero, tiempo, envidia, competencia (muchas veces insana), … Demasiadas dificultades para los buenos proyectos, y si encima son tecnológicos, pues qué voy a decir.
Eso sí, esto algún día tiene que cambiar, y hemos de hacer todo lo posible para que cambie. Yo estoy dispuesto.