Abre los ojos
Cuando leo/oigo acerca de las propuestas de identificación en la navegación por la red, el software de código cerrado, la prohibición de exportar sistemas de cifrado a determinados países, la retención de datos de tráfico de los ISP´s y las telefoneras sin control judicial, o la autentificación con el iris para aceder a determinados lugares, intuyo que detrás de esa campaña contra la privacidad de las personas, contra la libertad, se esconden intereses diferentes a la seguridad de los ciudadanos.
Sin embargo, cuando las medidas implantadas por los Estados “por nuestra seguridad” se dirigen al control total de los automovilistas, con métodos como los radares inteligentes, o las matrículas RFID, con la excusa de la seguridad vial – buen argumento, lo reconozco – la intuición se convierte en certeza.
Las estadísticas de la DGT coinciden sospechosamente con las que maneja UNESPA, pero están muy alejadas del día a día de un picapleitos con dedicación preferente en temas de responsabilidad civil.
“Mis estadísticas” hablan de error humano, de negligencia, de borrachos al volante…pero raras veces hablan de exceso de velocidad. “Mis estadísticas” también hablan de carreteras mal asfaltadas, de señalización deficiente, de vehículos obsoletos y de falta de pericia. Pero, sobre todo – insisto – “mis estadísticas” hablan de negligencia; es decir, de responsabilidad civil extracontractual; de culpa, en sentido amplio y subjetivo; esa clase de culpa que sólo puede determinar un Juez – predeterminado por la ley, no electo entre sus conciudadanos o el consistorio de más de 170.000 habitantes – después de un procedimiento seguido con todas las garantías procesales.
El modelo que “nos están vendiendo” es el de la responsabilidad civil objetiva (made in USA) a ultranza; el blanco o el negro, despreciando esa infinita gama de grises que constituye la realidad cotidiana. Y este modelo cada vez calará más en nuestra sociedad con el recorte que están sufriendo las asignaturas de humanidades en nuestros institutos y universidades.
Desde la ultima modificación de la Ley de Responsabilidad Civil y Seguro en la Circulación de Vehículos a Motor la vida humana tiene un precio – bastante bajo por cierto – y su cuantificación no obedece ya al mayor o menor desvalor del injusto de la acción u omisión del agente (al grado de culpa subjetiva); sino a unas normas – con rango de ley – tasadas cuya indemnización corresponde a las compañías de seguros, auténtico looby que “amenaza” constantemente al gobierno de turno con la subida de las primas. El pesebrismo de los Estados pasa por la desjudicialización de los supuestos de menor entidad (a mayor gloria del “procedimiento” administrativo, donde la autoridad policial goza de presunción de veracidad, y de las arcas del Estado) y el incremento de las penas – violencia vial le llaman ahora – que, de una parte, consiga el efecto disuasorio en el conductor y, de otra, permita a las aseguradoras evitar el pago de la indemnización en determinados supuestos excluyendo la cobertura por conducción temeraria o alcoholemia (por poner algún ejemplo).
La alcoholemia, tras unos años de incertidumbre, ya se ha configurado como causa de exclusión de cobertura de forma pacífica en nuestros tribunales…¿y la conducción temeraria? ¿que se entiende por conducción temeraria? Según el artículo 381 C.P. :
“El que condujere un vehículo a motor o un ciclomotor con temeridad manifiesta y pusiera en concreto peligro la vida o la integridad de las personas…/…
En todo caso, se considerará que existe temeridad manifiesta y concreto peligro para la vida o la integridad de las personas en los casos de conducción bajo los efectos de bebidas alcohólicas con altas tasas de alcohol en sangre y con un exceso desproporcionado de velocidad respecto de los límites establecidos.”
Sin necesidad de tener una bola de cristal puedo augurar – y auguro – que conducir por encima de 140 Km/hora se considerará, en breve, conducción temeraria.
¿Gana nuestra seguridad con este recorte de libertades? ¿Ganan las compañía de seguros con esta objetivación de la infración y la sanción?
Los 48 muertos en la carretera de este último fin de semana, parece que me dan la razón.
Y…en otros ámbitos…quien se lucra con “nuestra seguridad” y el recorte de nuestras libertades?
No acabo de entender dónde quieres ir a parar… ¿llamas recorte de libertades a obligar a cumplir la ley?
En las estadísticas no se habla de exceso de velocidad, porque no hay manera de demostrarlo. Pero todos sabemos que es, junto con el alcoholismo la mayor causa de accidentes. Porque sin exceso de velocidad no te sales en las curvas, es dificil que te derrape el coche o no haces adelantamientos indebidos… que es lo que si sale en las estadísticas.
Personalmente, he llegado a la conclusión de que tras la campaña propagandística a la que se nos ha sometido durante muchos años de que hay que conducir agresivamente, que el coche es sinonimo de libertad, de arrojo, de disfrute de la vida… y hay que aparentar que se hace todo eso, el cumplir la norma lo vemos de débiles y de ñoños, y nos hemos convertido en burricos que sin el palo no pasamos por ahí.
Yo no creo que la culpa la tengan las compañias de seguros. La culpa la tienen los fabricantes de coches y sus publicistas.
Y por su culpa, ahora nos tienen que amenazar con el palo.
(A mi no me parece mal que cuando uno se salte la norma flagrantemente pierda la cobertura del seguro, si alguno tuviera que hipotecar la casa para indemnizar un accidente, otro gallo cantaría)
(Y los juicios, que queden para cuando haya dudas de si se ha incumplido la norma o no)
Pues yo estoy con max, el recorte de libertades con cualquier excusa me preocupa y mucho.
Y también estoy con él con que el problema no es tanto el exceso de velocidad (que es un problema gordo) si no lo mal que se conduce. Es un poco una mezcla de todo.
Fernando: estás proponiendo multas que pueden arruinarle la vida a una persona y sin intervención judicial ni nada.
No sé, yo es que no creo en absoluto en el tema de las multas, creo que no sirven para nada y que son profundamente injustas.
A mí mañana me ponen una multa de 1.500 euros y la pago sin despeinarme pero… ¿Y una familia con 2 hijos, la hipoteca, el préstamo del coche, etc? Es profundamente injusto que el ‘daño’ que produce la multa sea distinto en función de la capacidad de ahorro del culpable. ¿Acaso mi falta es menos grave?
Pero volviendo al tema del RFID, ¿Es que nadie se da cuenta de las implicaciones que tiene? A mí estas cosas me preocupan. En principio, a la gente le da igual: a mí que más me da, si yo soy un honrado ciudadano pues que me sigan. ¿Y que pasa si el Estado se desmanda? Tal y como vamos, todos un un chip en la frente, la próxima vez que al Estado se le vaya la pinza (y ocurrirá, siempre ocurre), estaremos vendidos. Ya no habrá guerras de independencia, ni resistencia, ni opositores. Todo el que no se ajuste al pensamiento único desaparecerá. Se me ponen los pelos como escarpias sólo de pensar en lo que podrían haber hecho un hitler, un Estalin o un pinochet con unos cuantos RFIDS.
[…] Hoy un post en blogespierre, sobre seguridad vial, me ha recordado un tema que me ha estado rondando la cabeza todos estos días. […]