Que es la blogosfera?
vía e-cuaderno me llega esta frase:
«La blogosfera es un cielo plano e ingrávido donde las palabras dan vueltas y vueltas sin caerse nunca.»
Carmen Rigalt «Testigo Impertinente» (El Mundo, 14/8/2005, p. 52)
Me gustaría conocer la opinión de JJ, David de Ugarte, Anónima y Fernando Polo que ayer estuvieron «peloteando de blog en blog» con el meme.
UPDATE 11:43 h : Fernand0 referencia una noticia panameña sobre cifras blogosféricas
No sé, por dónde empezamos. ¿Por lo de cielo?
por partes o en conjunto…está vd. en su casa 🙂
Desde luego, si en su blog (el que abra que lleva ya meses diciendo que quiere uno) escribe cosas como la columna esa (ahora la dejo aquí completa), no creo que reciba muchas visitas. Bueno, no sé. Es que hablar de Agag o de cualquiera otro de esos me da repelús.
De cualquier forma su definición me gusta. Es literariamente bella. Y eso ya es mucho. Y además tiene mucha razón en eso de «las palabras que no se caen nunca». Se quedan ahí hasta que alguien decida dejar de pagar el hosting (y en el caso de blogger o similiares, para siempre).
A veces creo que la blogosfera es un patio de vecindad, o de recreo y poco más. Cuántas veces me sorprendo rumiando con desagrado palabras que yo mismo he escrito de alabanza, y que sacadas de contexto no se tienen por sí mismas. A veces, yo, que me he erigido en paladín de la importancia de las conversaciones online (léase foros, usenet, blogs, etc) para mis clientes, me golpeo la cabeza de tanto en cuanto para recordarme que no se trata más que de un speech comercial. Los mercados NO son conversaciones. Los mercados son mercados. Una cosa es que la influencia de la conversación de los consumidores en el mercado haya crecido. Otra cosa muy diferente es que la conversación se convierta en canal único. Falso ahora y después de ahora.
Los blogs son una forma de pasar el tiempo (para unos), de intentar vender algo (para otros). Un diario, un océano en el que pescar píldoras para soñar. Una ensenada en la que pararse a contemplar un bonito atardecer. Son tantas cosas los blogs, que casi deberíamos empezar a dejar de desbarrar sobre este tema. El fenómeno blog ha muerto. And we wait for the very next thing.
Y cuando un fenómeno deja de ser fenómeno para convertirse en fruta madura, empieza a adquirir en verdad el atractivo de las canas, de la sabiduría. Ahora, los blogs son mucho más de lo que eran antes. Pero eso ya no le interesa a nadie, como a nadie le interesa la tercera edad.
Atreverse a decir (seriamente) lo que es un blog, más allá de una definición pseudo-tecnológica, es como querer definir el verbo «escribir», o «leer». O querer definir el color carne. Esas cosas no se definen. En todo caso se novelan.
Y las ortodoxias, pues para los que se aburran con la mera contemplación del arte.
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TESTIGO IMPERTINENTE
‘Sacarino’ Agag y el doncel Miró
«Gonzalo Miró es hermético y vividor. Su madre le dio carta de huerfanito antes de traerlo al mundo» – «Dicen que Agag juega a vender periódicos y poner el cazo.A lo mejor va para quiosquero» – «Gracias a su yerno, Aznar crece y enriquece»
Por Carmen Rigalt
14 de agosto 2005
Se me ha metido entre ceja y ceja tener un blog. En estos tiempos que corren, si no tienes un blog no eres nadie. Hasta ahora yo creía que era alguien porque escribía en la moleskine, pero estaba equivocada. La moleskine es un soporte ideal para cultivar el intimismo (ya saben: «yo, mi, me, conmigo»), en cambio el blog se presta más a la exhibición («YO, MI, ME, CONMIGO»). Resumiendo: el blog es un tablón de anuncios a lo bestia, y yo necesito anunciarme, que el verano está chungo y no me como una rosca.
A lo nuestro. Habida cuenta que los programas de investigación del cuore (y especialmente, de la entrepierna) no ofrecen nada excitante, he decidido darme una vuelta por la blogosfera, a ver qué se cuece. La blogosfera es un cielo plano e ingrávido donde las palabras dan vueltas y vueltas sin caerse nunca. Entre un blogger y un teleperiodista hay una diferencia sustancial: el blogger escribe para despacharse a gusto porque no tiene nada que perder. El teleperiodista, en cambio, dejó de perder cuando lo fichó una cadena amiga. Ahora ya no da marcha atrás. Con su permiso, la que da marcha atrás soy yo, que en este momento recupero la moleskine para alimentar mi ego.
No se lo creerán, pero mi ego se infla a costa de los famosos.Un atracón de negritas me pone por las nubes. Por ejemplo: escribo de ‘Sacarino’ Agag y es como si me fumara toda la cosecha del Rif. Dirán ustedes que le tengo manía, pero no es cierto. En todo caso, envidia. Porque aquí donde me tienen, con esta pinta de pastorcita que Dios me ha dado, no hay quien me gane a envidiosa.Mucho me habría gustado fichar a Sacarino para el papel de yerno, que lo tengo vacante. Pero lo que son las cosas: Aznar lo vio primero y me pisó el plan. «Cuando tú vas, yo vengo de allí», parece que canta Aznar mientras ofrece sus pectorales untados de protección solar.
Gracias a su yerno, Aznar crece y enriquece. Sacarino Agag ha elevado a categoría financiera su condición de chico de los recados de Berlusconi, que lo ha situado entre sus briatores de confianza.Aparte de batir récords como corre-ve-y-dile imperial, es de suponer que Sacarino Agag también se ha ganado la estima del cavaliere ejerciendo labores delicadas, como teñirle las raíces o elegirle los pareos a juego con el bañador.
Ahora dicen que Agag juega a vender periódicos y poner el cazo. A lo mejor el chico va para quiosquero, quién sabe. Si es así, lo primero que habrán de ver sus ojos es una portada de Interviú con sus propios briatores al viento. Las venganzas, hoy, vienen de la mano de los paparazzi.
Entre Sacarino Agag y Gonzalo Miró, me quedo con Gonzalo Miró.Es el huerfanito de moda. Lo puso en órbita Natalia Verbeke, y ahora se lo rifan todas con el cuento de ofrecerle espíritu maternal. Como las duquesas son las dueñas de las rifas, se lo ha quedado la duquesa de Montoro, que parece frágil pero en materia de tíos apuesta fuerte. Gonzalo Miró es bello, de sonrisa levemente cínica, hermético y vividor. Sólo le falta la pipa. Su madre, Pilar Miró, le dio carta de huerfanito desde antes de traerlo al mundo. El día que a ella le estalló el corazón, Gonzalo se metió en la cama y no salió en tres meses. Al despertar se cortó la coleta y decidió seguir la llamada del ADN. Desde entonces rinde culto a la libertad. Cuentan que una vez encontró a su padre en un supermercado, a la vuelta de la leche Pascual.Hablaron, pero no llegaron a entenderse. El doncel ha vendido el legado de su madre y se ha comprado un pasaje a Nueva York, donde ya ha pedido la vez para follar con todas.
Mallorca vive la ausencia. «No me la agobieis», les dijo el Príncipe Felipe a los periodistas cuando éstos se dirigieron a Letizia para preguntarle si su próximo destino vacacional era Asturias.Fue la última escena que protagonizaron los Príncipes en Palma.Al poco, levantaron el campamento y desaparecieron. Varios comandos de paparazzi rastrean ahora Asturias en busca de señales. Si la pareja no está en Ribadesella, puede estar en Pernambuco o Wladivostok. A los Príncipes no se les resisten los mapas.
El hombre y la alpargata. Llamo a Mari Angel Alcázar, a quien se le atribuye una afirmación sabrosa sobre el nasciturus. «Será niño y se llamará Carlos», dice. La adivinación no es una ciencia, sino un juego, y Alcázar piensa que, según están las cosas, lo más provechoso es jugar. Me sumo a su propuesta y juego con ella: será niño y se llamará Alfonso Carlos Felipe Juan Fernando de Todos los Santos. Y cuando digo todos los santos digo todos, sin exclusión de Saturnino, Pascual, Bernabé y José María Escrivá de Balaguer.
Sin noticias de Chiquita Neven du Mont. Siento que la necesito, pero ella no me corresponde. ¿Y si me ofrezco a amadrinar un perro abandonado? A lo mejor es buena idea. Los animales me unen a Chiquita, pero ella no lo sabe. El día que nos presenten le pondré cara de perro, a ver si surge el feeling.
Ibiza vive un veraneo a ras de alpargata. ¿No lo he dicho? Me gustan los hombres en alpargatas. La elegancia de un hombre se mide en la forma de llevar las alpargatas. Cuanto más usadas y amoldadas al pie, mejor. Carlos Ruiz de la Prada usa alpargatas de artista ibicenco, pero la vida lo ha puesto en Marbella, donde los señores bajan a la playa en puro zapato italiano. No hay más que asomarse a Guadalmina (de ahora en adelante, Borjamina).Todo hace juego con todo: los señores con las señoras, las señoras con las niñas, las niñas con las tatas, las tatas con los tatos y los tatos con Carlos Espinosa de los Monteros.
hola, me gustaría localizar a Carlos Ruiz de la Prada, vive en Marbella? hace muchos años que no se donde vive ni a que se dedica, si podeis ayudarme…. gracias
A mi tambien me gustaria ponerme en contacto con Carlos Ruiz de la Prada. No strings attached. Gracias