Phillip Morris baja el precio de la cajetilla
Lo hemos comentado en muchas ocasiones; el derecho va detrás de la sociedad, solucionando los problemas reales. Cuando el derecho – legislado – trata de ir por delante se encuentra con la «cruda realidad»; el mercado, o la sociedad…o como quieran vds. llamarlo.
Quizás el neoliberalismo y la economía basada en el consumo no sean la mejor opción posible, pero la historia nos ha demostrado que los totalitarismos – incluso los disfrazados de democracia – son peores.
Estamos asistiendo – en nuestra sociedad del bienestar – a recortes cada vez más salvajes a los derechos civiles (por no hablar de Derechos Humanos con mayúsculas). La privacidad y el libre acceso a la cultura son una entelequia. La libertad cede terreno – día a día – con la excusa de la seguridad.
Cuando el legislador se empeña en cambiar las costumbres de la sociedad (olvidando que «la costumbre hace ley») a golpe de ley (en sentido amplio) topa con la ley del mercado, como en este caso, o con «las leyes de la física»…por más que lo intenten no conseguirán que los fumadores dejemos de fumar, ni que los contenidos dejen de circular de forma libre por Internet.
La normativa de propiedad intelectual que se nos viene encima – al igual que la Ley antitabaco – es una ley contra el sentido común, contra la libertad individual y contra la costumbre.
Legislando de esta forma lo único que se consigue son leyes – presuntamente – anticonstitucionales que alejan al ciudadano del legislador y, en el caso de la propiedad intelectual, que hacen más daño a quien más dicen querer proteger, el autor, el creador; la persona física que emplea su intelecto en enriquecer el patrimonio cultural de la sociedad en que vive, y cuando una ley no es respetada por aquellos a los que va destinada ya no son las leyes del mercado ni la costumbre las que imperan, sino la ley del más fuerte.
La ley antitabaco corre el riesgo de minar la convivencia en un país, España, pero la nueva L.P.I. corre el riesgo de mantener la Red donde las multinacionales quieren que siga: en la «ciudad global» sin ley; y con ello perdemos todos, los usuarios y los autores.
Yo en esto de la bajada de Phillip Morris veo dos hipótesis:
Hipótesis 1: Las tabaqueras tienen un margen enorme, con lo que pueden permitirse bajar mucho más el precio, así que le están sacando los colores a Altadis y a su discurso lastimero.
Hipótesis 2: Phillip Morris está rozando el dumping en España, aprovechándose de que en paises como Francia sus artículos valen 6€, y a que su volumen es mucho mayor a nivel mundial, con objeto de ocasionar pérdidas multimillonarias a Altadis y barrerla del mercado…
Todo el tema este de opas y maniobras comerciales a nivel mundial me resulta apasionante…
P.D. Si que conseguirán que muchos fumadores dejen de fumar. O que muchos no empiecen. O aunque no lo consigan, en mi opinión hay que intentarlo. No hacer nada es hacer lo peor que se puede hacer.
No, Fernando, dumping no es. El precio del tabaco está inflado de forma artificial (lo que beneficia a los Estados/¿naciones? vía impuestos indirectos).
Te consta que, en el fondo, estamos de acuerdo…disentimos en la forma; en esa forma de socialismo «estalinista» que se ha olvidado de que la ley – como la de propiedad intelectual – tiene que hacerse en beneficio de la sociedad (y prometo que es mi última entrada sobre la ley antitabaco 😀 ); de hecho estoy pensando empezar a colgar unos ripios que escribí en mis años mozos.
No se puede gobernar contra el capital…. no se puede gobernar contra el capital.
Un apunte: el neoliberalismo y la sociedad de consumo no son excluyentes del totalitarismo, de hecho y como bien indicas en el último párrafo, es perfectamente posible la existencia de un totalitarismo privado/corporativo en vez de uno estatal. Mismo perros distintos collares.