Otra visión sobre la autovía A-21
No soy entendido en urbanismo ni en medio ambiente; pero como altoaragonés que lee me preocupan estas cosas.
En el número de septiembre de «Cuadernos para el diálogo» aparece un interesante – y documentado – artículo de José María Lancho («Salvar los Pirineos») que cuestiona con pluma afilada la construcción de la A-21.
Extracto un párrafo del letrado madrileño:
«Los clanes más politizados del ladrillo han decidido que los Pirineos – como ha ocurrido con Gredos – deben culminar su memorable legado de destrucción iniciado en nuestras costas. Ahora es Jaca el objetivo: ya se sabe que no va a haber conexión con Francia, no existe ni ha existido una partida presupuestaria en ese país para secundar a los constructores españoles, los informes de impacto ambiental en Francia son del todo opuestos a semejante devastación y la opinión política de ese país tampoco es partidaria de la construcción de autopistas por el Pirineo. La justificación política del proyecto fue un falso pretexto dirigido a una opinión pública a la que se considera muy poco. Un gran fraude al pueblo aragonés para que algunos hagan obras sin una verdadera justificación.»
¿Alguien más documentado que yo que pueda arrojar un poco de luz?
La construcción se puede frenar con buenos Planes de Ordenación Urbana.
Hay más razones para esa autovía que el desarrollo urbanístico: esa autovía lo que hace es acortar sensiblemente la distancia entre el País Vasco y Cataluña, tanto en KM como en horas.
Si se quiere ir hoy en día por vía de alta capacidad, hay que bajar hasta Zaragoza, y luego seguir por la AP2 hasta Lérida, y allí decidir si se va por la A-2 o se sigue por la AP-2.
El ahorro en horas y km recorridos por transporte entre dos de los motores económicos de España, puede justificar por sí solo la autovía.
Ahora lo que toca es ver como la aprovechamos, si para desarrollar el turismo y las zonas por las que pasa en condiciones, o nos lanzamos al urbanismo salvaje.
Los ayuntamientos lo tienen en su mano.
Hola Fernando,
si este trazado fuera el único disponible podríamos hacer un análisis de coste- beneficio (que tampoco se ha hecho) y permitir una decisión objetiva, esto es depender menos de las intuiciones cada vez menos felices de los políticos cuando tratan de urbanismo e infraestructuras. La alternativa razonable mucho más sencilla y menos catastrófica es la conexión Huesca – Pamplona, más al sur y por tanto mucho más directa que la prevista A-21, menos costosa y mucho menos dañina al medioambiente y al paisaje único de los Pirineos. La justificación principal se ha visto que era falsa y podemos seguir buscando otras excusas pero plantear como sugieres un trazado de alta densidad entre País Vasco y Cataluña por los Pirineos aragoneses para mi, y por supuesto sin calificarte a ti que me mereces el mayor respeto, sería tercermundista, máxime cuando el transporte de mercancías por carretera disminuye generalizadamente en Europa occidental como solución al transporte terrestre y aquí se llega a plantear como modelo ideal. Es peligroso hablar de motores económicos cuando el papel de tubo de escape puede que le acabe tocando al Aragón pirenaico y único. Insisto hay alternativas evidentes, se ve que quieres a esta tierra y resulta muy generoso ponderar el bien de toda la nación pero las cosas se pueden hacer mejor (mejor para Aragón y mejor para España) en este caso por parte de las Administracione Públicas y no siempre hay que buscar como solución habitual el sacrificio innecesario de los de siempre en beneficio de los de siempre, máxime cuando las alternativas existen.
Respecto a tu visión del urbanismo salvaje estoy totalmente deacuerdo.
Un abrazo fuerte
P.D. Querido Pedro has sido muy valiente colgando este artículo en tu blog. Espero que tu buena disposición a los debates sea contagiosa, al menos en este ámbito. Gracias.
En cuanto al transporte, la carencia de un ferrocarril transversal, y el hecho de que el existente (aunque sea bajando hasta Zaragoza desde Alsasua y volviendo a subir hasta Tardienta y de ahí a Barcelona) esté infrautilizado por la no existencia de intercambiadores logísticos suficientes deja pocas alternativas a la carretera.
Y reducir la distancia existente, liberando además la ronda norte de Zaragoza de mucho de su tráfico en transito, tiene un efecto económico medible y objetivo.
Así, puestos, la inversión en esa autovía es mucho más fácil de impulsar que la de ferrocarril.
Y si, el trazado por Ayerbe parecería más lógico. «Subir» la autovía para arriba, tiene vocación de explotación turística, eso no lo niego.
El tema se vuelve casi filosófico: ¿se necesita la autovía o le estamos buscando justificación?
Por lo que supone de seguridad, diría que siempre se necesitan, pero que cuestan tanto dinero que tienen que tener mucha justificación.
Sinceramente, creo que por ahí van los tiros.
No me extrañaría que «el plan de negocio» de la autovía tuviera un mix de todas estas razones (facilitar la explotación turística, mejora transporte PV-CAT, reducción congestión en ZAR, incluso acercar la conexión a Francia, aunque sea de baja capacidad), en la que si le falta alguna no se pudiera justificar su «rentabilidad» y no se pudiera construir.
Estimado Fernando, las «razones» que sospechas pero que no se expresan en el proyecto y no se someten al más mínimo análisis objetivo y cuantitativo, son inviables desde el mismo proyecto: la explotación turísitica de un paraje autopísitico es dudosa, existen ejemplos de la incidencia de autopistas en entornos naturales y su «beneficio» para el turismo. En cuanto la mejora del transporte pesado creo que no mejora exclusivamente porque el trayecto se haga por entornos naturales únicos, insisto existe una alternativca elemental y menos costosa que daría igualmente solución incluso a la congestión de Zaragoza porque se trataría de la conexión por autovía entre Huesca y Pamplona de la forma más recta y sobre la orografía más favorable, solución que admitiría incluso la creación de ramales con las caracteristicas de autovías-con Zaragoza o si ese país lo acepta alguna vez, con Francia, pero sin recorridos transversales por los Pirineos. Los motivos reales que mantienen vivo este proyecto sabemos que son los intereses particulares de quienes carecen de la imaginación suficiente de beneficiarse a sí mismos al tiempo que benefician a su sociedad.