«vino nuevo en odres viejos o vino nuevo en odres nuevos»

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«vino nuevo en odres viejos o vino nuevo en odres nuevos»

Nadie remienda con paño tundido un vestido viejo, porque el remiendo tirará del vestido y el roto se hará mayor. Ni nadie echa vino nuevo en cueros viejos; de otra manera el vino nuevo romperá los cueros, y el vino se derramará, y los cueros se perderán. Mas el vino nuevo en cueros nuevos se ha de echar; y lo uno y lo otro se conserva. Y ninguno que bebiere del añejo, quiere luego el nuevo; porque dice: El añejo es mejor «(Mt 9,16: Lc 5,37-39).

 

Otro tanto ocurre con los abundantes intentos comerciales de introducir la fé pública notarial para la prueba de lo que ocurre entre ceros y unos; la acreditación de un determinado contenido web en fecha y hora cierta, notificaciones telemáticas con acreditación de recepción por parte del destinatario … bálsamos de Fierabras que ignoran la complejidad técnica (y jurídica) de Internet … inasible a la percepción sensorial de una figura pensada para el mundo analógico que, según reza su Reglamento, aprobado por Decreto de 2 de junio de 1944, en su redacción conforme al Decreto 45/2007, de 19 de enero:

Artículo 1.

 

/… Como funcionarios ejercen la fe pública notarial, que tiene y ampara un doble contenido:

 

  1. En la esfera de los hechos, la exactitud de los que el notario ve, oye o percibe por sus sentidos.

/…

 

Los notarios (ni el resto de seres humanos con orejas) no pueden ver, ni oir … ni percibir por sus sentidos lo que sucede en Internet; el tráfico existente entre un ordenador y un servidor web … la propia comunicaciónn entre servidores; del mismo modo que no pueden ver, oir, ni percibir por sus sentidos las ondas de radio … sí pueden ver, oir o percibir por sus sentidos un programa radiofónico, o un programa de televisión – y aún ésto puede ponerse en duda; es decir, el resultado de una emisión radiofónica o televisiva.

 

Sin embargo, una página web no es necesariamente el resultado de una petición a una url determinada en la forma en que entendemos la visualización de un programa de televisión o la audición de una emisión radiofónica. La visualización de una página web va a depender de múltiples factores; la programación del propio sitio web, la configuración del navegador, el propio sistema operativo, el cortafuegos, el antivirus, la resolución de pantalla … y aún considerando un escenario idílico, de laboratorio, del mismo modo que ocurre en los juegos de magia la mano es más rápida que el ojo … y el ojo engaña.

 

Pensemos ahora en estos servicios presuntamente “avalados” por la fé pública notarial desde la – necesaria – óptica analógica en que se sustentan. ¿Habrá un notario “de guardia” pendiente de una solicitud de acreditación web a la hora en que escribo estas líneas, pasadas de largo las 3:30 h de la madrugada? ¿habrá un notario atento a la recepción de la copia de un correo electrónico el día de la fiesta nacional? ¿fiesta nacional de qué Nación, la del emisor o la del receptor?

 

Si bien es cierto, en honor a la verdad, que la mayoría (no todos) de estos “webservices” detallan en su letra pequeña que el proceso, sea cual sea, es prestado por el titular del website o por terceros, y que sólo en un segundo o tercer momento interviene el fedatario público en un proceso SIEMPRE analógico que, en ningún caso – ésta parte la obvian 😉 – acreditará el instante preciso en que se demandó el servicio por parte del cliente … ¿cliente del notario o del “webservice”? Delgada línea roja entre la medio verdad y la medio mentira en la que se mueven sin pudor en la conciencia de que el usuario internauta interpretará, aunque no lo digan, que el notario va a dar fé de lo que ocurre en determinado sitio a una hora cierta … prueben a vender una joya de su tatarabuela ante notario ¿creen acaso que el notario dará fé de la titularidad del preciado bien? ¿o se limitará a “me dicen que pertenece a”?

 

Un Acta notarial, como un requerimiento notarial, es un instrumento jurídico preciadísimo concebido por Ley para el mundo analógico.

 

La nueva realidad digital precisa nuevas figuras jurídicas; los Prestadores de Servicios de Validación Temporal (Ley 59/2003, de 19 de diciembre de firma electrónica) y los Terceros de Confianza (artículo 25 Ley 34/2002, de 11 de julio de servicios de la sociedad de la información y de comercio electrónico) vino nuevo en odres nuevos para generar confianza en la red.

 

 

3 Comments so far:

  1. Jose Valle dice:

    Estimado Pedro,

    hace unos años comentábamos animadamente un post sobre algo relacionado con derechos de autor o copyright y usted concluía que apreciaba poca confianza de mi parte por lo legal. Lo tengo grabado, porque era una verdad como un templo. No se si llegué a contestarle, pero implícitamente le daba la razón.

    Desconozco casi todo lo que tiene que ver con las leyes, su formulación, su aplicación y porque nos hemos dotado de este sistema. Imagino razones históricas, culturales y muchas otras, para llegar donde estamos. Y para un lego el punto que hemos alcanzado no parece que sea el mejor de los mundos posibles.

    Usted dice que necesitamos una nueva figura para dar fé de lo que ocurre en una milésima de segundo, en un Iphone, a las tantas de la mañana. Yo diría que lo que nos sobran son figuras públicas, semipúblicas o mediopensionistas.

    Si es algo que ocurre en un milisegundo y no se puede repetir, solo un sistema mecánico, en el sentido de no humano, podrá capturarlo. Si es algo repetible que requiere un fedatario público, ahí tenemos a los notarios.

    ¿Deben estar disponibles a las 3 de la mañana? Solo la pregunta, para mi, ya es sorprendente. Por supuesto, el mundo no se para, fuera de las horas de oficina.

    Cuando escucho estas reflexiones, y las suyas son de las más fundamentadas que corren por ahí, me doy cuenta de que estamos construyendo una sociedad, que si sigue un par de decenas de miles de años más, llegará al Trantor de la Fundación, de Asimov, un planeta capital de un imperio en decadencia, porque tiene que soportar a 40.000 millones de funcionarios que habitan el lugar, y los que les dan servicio a éstos.

    Pienso en el mensajito que entra de cuando en cuando en el Iphone con sus setenta y pico páginas de condiciones de uso. Recuerdo las innumerables horas de amable charla con los simpáticos chicos de Movistar, Vodafone, Orange, Union Fenosa y alguna otra… Y entonces me acuerdo de su reflexión.

    Creo que intentar simplificar y facilitar las cosas, verlas desde otro ángulo, es algo que nos iría muy bien a todos. Porque un estado sobredimensionado ya vemos a donde nos ha llevado.

    Siga con este magnífico blog.
    Jose