La firma manuscrita digitalizada dinámica – luces y sombras
Impropiamente denominada también firma digital o firma biométrica.
Es, probablemente, el método de identificación de un firmante que encuentra menos barreras en la ciudadanía merced a una tradición milenaria que se remonta a la antigua Mesopotamia; desde luego menos barreras que la utilización del DNIe y/o el resto de certificados de firma-e a partir de dispositivos seguros de creación de firma.
Según JM Pascual (Pascual Gaspar, JM.- Uso de la Firma Manuscrita Dinámica para el Reconocimiento Biométrico de Personas en Escenarios Prácticos. Tésis doctoral Universidad de Valladolid) las tasas de error obtenidas – incluidos los supuestos de falsificación – no superan el 5 % y están, en consecuencia, en el mismo rango que otros métodos de identificación, pudiendo ser sometidas a pericia caligráfica al igual que ocurre con la firma manuscrita sobre papel.
Sin embargo, la firma manuscrita digitalizada dinámica no está exenta de problemas, todos fácilmente resolubles.
Básicamente los problemas son dos:
1º.- La posibilidad de que el hardware y software utilizados para recoger la firma dinámica no alcancen unos estándares mínimos de calidad; lo que se resuelve sometiendo a los fabricantes a auditorías periódicas (como ocurre, mutatis mutandis, con otros dispositivos como, por ejemplo, los radares). Sin embargo, no se trata de un problema crítico dado que, a lo sumo, las deficiencias del dispositivo abocarán a un incremento anómalo de falsos negativos que sólo perjudicarán a los predisponentes de la firma (empresas de logística, centros comerciales, banca…), pero nunca al firmante.
2º.- El segundo problema es más grave; y consiste en la facilidad de capturar la firma dinámica por parte del predisponente y asociarla a declaraciones de voluntad (contratos, autorizaciones) no deseadas por el firmante. Y ajenas por completo al acto o negocio jurídico para el que fueron recabadas.
A corto plazo los perjudicados serán los firmantes, pero a medio y largo plazo, serán los predisponentes que capturen firmas dinámicas sin medidas de seguridad – aplicando o no con posterioridad malas prácticas, de forma voluntaria o involuntaria, a los grafos recogidos – quienes perderán la confianza del público.
El sector bancario, en particular, que ya ha visto mermada la confianza de sus clientes con las cláusulas suelo, las preferentes o, recientemente, con el cobro indebido de comisiones por reclamación de descubiertos podría llenar nuevamente los titulares a no tardar mucho si, junto a la digitalización de firma dinámica, no adopta medidas de seguridad que garanticen la asociación inequívoca, en fecha cierta, de la firma al acto o negocio jurídico pretendido.