el poeta de la revolución
No se me ocurre otro calificativo después de leer su última conferencia, inspirada en otro grande afincado en Barcelona. Literatura jurídica de lujo con joyas con ésta:
«La industria está indignada con el poder. Décadas contribuyendo a domesticar al pueblo, aborregándolo con “cultura” popular, consiguiendo que se metan en casa y no molesten, y ahora el poder se lo paga así. Mientras consumían en silencio y siguiesen pagando, no importaba. Pero ahora los muy sinvergüenzas consumen y no pagan. Métalos en la cárcel, señora Guionista.
¿Y qué quieren? Durante más de treinta años, se les fue acostumbrando progresivamente a llevarse el entretenimiento a casa. Varias generaciones han sido formadas bajo el mismo paradigma: todo el ocio se concentra en una pequeña pantalla. Cuando esa pantalla ha servido para traerlo todo a casa, y encima gratis… ¿cómo hacemos retroceder la moviola hacia atrás?
Sentaremos aquí el Axioma de Almeida: de ninguna manera. Nunca se volverá a pagar por simples copias, nunca jamás. En un mundo de clones, lo único por lo que la gente está dispuesta a pagar es por lo auténtico.»
Discrepo en muchas cosas – quizás no tantas en el fondo – con el abogado de Barcelona, y coincido en otras … pero aunque lo que él escriba no coincida con lo que pienso, seguiré disfrutando del verbo.