A propósito del ánimo de lucro
Quizás una expresión bien conocida en el ámbito jurídico tiene un efecto perverso cuando se baja el tono del discurso y se debate en la blogosfera; y quizás las posiciones enfrentadas de derechohabientes y usuarios de la cultura encuentran en la expresión (técnica, muy técnica) motivos renovados de enfrentameinto cuando, en realidad, y respecto del «ánimo de lucro» todas las partes implicadas – a excepción de los nuevos intermediarios de la cultura que, sorprendentemente, han conseguido quedar al margen del debate sobre la difusión de contenidos en línea – comparten puntos de vista más cercanos de lo que pudiera parecer de sus manifestaciones públicas.
Olvidemonos por un momento de la manida expresión y hablemos en términos más coloquiales de fines comerciales y no comerciales.
Lo que realmente preocupa a las sociedades de gestión y a las sociedades fonográficas (desde mi humilde punto de vista) es la irrupción de nuevos intermediarios «culturales»; empresas – sin discernir la forma jurídica adoptada – cuyo modelo de negocio, en todo o en parte, pasa por la difusión de contenidos de terceros.
Estos nuevos intermediarios «culturales» se han apropiado de un discurso ajeno, la libre difusión de la cultura cuando, en el fondo, lo que persiguen es sustituir a los actuales intermediarios y difundir cultura ocio con fines comerciales; lo cual no es malo ni bueno – todo avance tecnológico echa a unos actores económicos y da entrada a otros nuevos – es, sólo, la ley del mercado.
Sin embargo, como apuntaba al principio, estos nuevos intermediarios han tenido la habilidad de enfrentar a los derechohabientes – que se agarran como un clavo ardiente a un modelo de negocio caduco – con los usuarios, que ven en estos nuevos intermediarios a los paladines de la cultura.
Los usos no comerciales no preocupan a la industria ni a las sociedades de gestión, y lo que es más importante, no preocupan a los autores (y aunque les preocupen son usos contemplados en nuestra legislación). El verdadero debate está en los usos comerciales; una guerra económica entre antigüos y nuevos intermediarios de la cultura y el ocio, y cuya única solución pasa por la autogestión de los derechos de autor en línea, con la finalidad de mantener el – dificil . equilibrio entre los derechos de los autores y el libre acceso a la cultura.