El primer título que se me había ocurrido era «La Odisea de innovar en España»; ya saben todo aquello de las muchas horas estudiando y trabajando para levantar proyectos (casi todos relacionados con ceros y unos en el ¿ciberespacio? ) a pesar de las infames tarifas de la banda ¿ancha? española … por cierto, ¿también ustedes tienen la sensación de que navegan con 20 Mb más despacio que cuando lo hacían con RTB? … a pesar de los desorbitados precios del alojamiento («jausin») en esta España nuestra de pisazos de 30 metros cuadrados … a pesar de … a pesar de los pesares 🙂

Y el título – de la acidez que rezuma esta bitácora – venía al caso de la última faena de mi proveedor de Internet. A «Ya.com» se le ha «caído algo» y, sin previo aviso (logicamente los accidentes no pueden preverse … ¿o sí?), unos de los servidores que mantienen mi fé en los ceros y unos se ha separado de la «gran araña», y con la separación ha llegado la incomunicación vía correo electrónico. La «incidencia» (me gustaría conocer a los creativos que ponen los nombres a las cosas) va camino de las 12 horas … y yo con estos pelos!

A resultas de lo cual no he recibido varios correos que estaba esperando para realimentar mi filia enfermiza al trabajo – el remunerado y el otro – y tampoco he podido enviar, bajo mi dominio, aquellos otros que exigen firma y/o cierta – y noten – que digo «cierta» privacidad.

Pero he recordado lo que me hubiera dicho el hombre de la botella medio llena y he reparado en algo que la mayoría de los que suelen leer esta bitácora ya aplican para sí: estoy de vacaciones!

y hasta septiembre el mundo deja girar en esta parte del globo.